Qué
tal,
Los humanos vemos cosas donde no las hay.
Nos empeñamos en encontrar patrones donde no existe ninguno. Y todo porque lo impredecible e indeterminado
nos asusta. No soportamos lo abstracto.
Lo peor del caso no es solo que nos
empeñemos en encontrar patrones donde no los hay, es que encima nos creemos
dotados de un cierto poder predictivo. Y esto es así desde el supergestor de la
City londinense, cuando escoge el próximo valor pelotazo para su fondo, hasta el
señor Juan apoyado en la barra del bar Manolo al explicarnos quién va a ganar el
partido del domingo. Otras especies son mucho más humildes (y efectivas) que
nosotros en este respecto.
Cuenta Jason Zweig, conocido periodista
financiero americano, que durante décadas los psicólogos han demostrado que si
las ratas o las palomas supiesen en qué consisten los mercados de valores, puede
que fuesen mejores inversores que los humanos. Lo demuestra describiendo un
experimento: Dos luces, una verde y una roja, se encienden ante los ojos del
voluntario de turno, ya sea rata o humano. Cuatro de cada cinco veces se
encenderá la luz verde. El 20% restante es la luz roja la que aparece. Eso sí,
la secuencia será aleatoria, puede ser RVRVVVVVRVVVVRVVVVVV (donde V = verde) o
bien VVVVRVVVVVVVRRVVVVVR. La mejor estrategia para predecir cuál será la
siguiente luz es obviamente la de escoger siempre la luz verde, ya que
acertaremos en el 80% de los casos. Por lo general, las ratas, ávidas por la
recompensa alimenticia que les espera,
se percatan de ello y se decantan por el verde, dándose el festín padre.
Los humanos no salen tan bien parados. Pasan algo más de hambre que nuestros mardito roedore, pues se empeñan en ver
un patrón o en encontrar una lógica que no existe. Al tratar de adivinar de qué
color será la próxima luz, solo aciertan en un 68% de los casos (quedándose muy
cortos de aquel 80%). Pero lo más bonito del caso es que aun cuando los
investigadores nos explican que la secuencia es aleatoria, que no existe patrón
o lógica alguna, los humanos perseveramos en nuestro empeño por predecir el
futuro, y la pifiamos una y otra vez.
Feliz
mes de mayo,
Òscar
Ramírez
oscarramirezmolina@hotmail.com
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